Mi padre se recupera

Después de tres días en la clínica, mi padre está hoy de nuevo en la casa, como un bebé tiene que volver a aprender a caminar. Ha sido un experiencia dura, pero muy interesante. Con toda la complejidad del tema se ha presentado como una oportunidad para tenernos en contacto.

El pasado jueves, mis padres volvían a casa de la reunión de su club de adultos mayores, en un momento mi padre se cayó, en la caída se fracturó la cadera.

Esa noche cuando llegué a la casa, se habían dado mañas para subirlo y acostarlo. Al día siguiente fue necesario llamar un ambulancia y llevarlo al hospital. Diagnóstico: fractura en la parte superior del fémur, se necesitaba cambiarle la cadera.

Todo el día en exámenes, en la madrugada del sábado lo pasaron al quirófano a primera hora. En la tarde ya estaba en la habitación. Al día siguiente ya lo ayudaron a sentarse y, para mi sorpresa un rato después pudo dar unos pasos.

Pasé el fin de semana en la clínica, el sistema de control de emergencias, decidió remitirlo al hospital infantil de San José, que hasta hace unos años, se llamaba «Lorencita Villegas de Santos», por la abuela del vicepresidente. Afortunadamente la ambulancia la mandaron del 123 y no de la EPS, porque esa clínica funciona, seguro que muchas cosas podrían ser mejores pero en general el servicio es bueno. Definitivamente mejor que el de las clínicas de Saludcoop la EPS de mis padres.

Habitaciones cómodas, derecho a varias personas en la visita, suficientes recursos médicos (por lo menos para este nivel de complejidad, no sé como serán las cosas para enfermos más delicados) y sobre todo una atención humana. Cuando las EPS están revolcando el sistema para que los pacientes les mantegamos el negocio en los mayores márgenes de utilidad es gratificante ver que se puede brindar atención buena a costos racionales.

El hospital es un hospital universitario (lo que imagino yo reduce costos de personal), que lleva funcionando apenas un par de años bajo este nuevo formato, pero se ha ganado muy buena fama, muchas personas me han hablado bien de la forma en la se les ha atendido, y eso es un lujo que pocas instituciones de salud se dan hoy en día.

Definitivamente es un lugar donde se tiene muchísma mejor atención que en la de la Saludcoop en la calle 104 con Autopista Norte, donde también han hospitalizado a mi padre en otras ocasiones. Una clínica atestada de pacientes, donde muchos de ellos tienen que permanecer a veces varios días en camillas en los pasillos porque no se cuenta con habitaciones suficientes, donde la atención es completamente inhumana, contra-reloj. Claro, con eso Saludcoop ha hecho un excelente negocio con unas ganancias fabulosas que le ha permitido comprar el barrio completo y mucho más, pero ¿a qué precio?

La permanencia de todo este fin de semana en la habitación de mi padre también me ha permitido tener un espacio de reencuentro con mi padre, reconocer en él muchas cosas hermosas, reconciliar ciertos rencores… pero ese es todo un tema, necesito reflexionar más sobre eso, digerir mejor tantas sensaciones.

Muchos de mis amigos y amigas me han escrito en el Facebook, me han llamado o me han mandado correos para preguntar por la salud de mi padre, estas líneas son una forma de agradecerles.

Un abrazo,

Germán

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