Ni Stalin, ni Hiltler… ¿Cantinflas?

Pasa todos los días, una noticia, un suceso, no hace aflorar nuestros sentimientos, nuestros instintos. En la era de la información nuestros comentarios pueden seguir siendo tan intrascendentes como siempre, o pueden tener eco en cientos de personas con las que mantenemos algún contacto digital. Ayer un grupo de personas agredió una estación del Transmilenio en Bogotá, destruyó algunos ventanales y puertas, pero lo peor es que atacó también un bus que llevaba pasajeros a bordo.

Los hechos ocurrieron en la zona industrial y aunque no es clara la conexión, fueron una especie de represalia por unos operativos que hacía la policía y la DIAN (autoridad aduanera), contra los llamados sanandresitos, zonas de comercio informal donde es frecuente encontrar productos extranjeros, a veces de contrabando. Vea la noticia en El Espectador, RCN Radio y Caracol radio.

Un viejo amigo compañero de colegio, de ideología de derecha (muy uribista él) escribe esto en su perfil de Facebook: «Para dispersar a estos terroristas que destruyeron el Transmilenio, hay que hacerles un tiro al aire…. de los pulmones.»

Entonces, se me ocurrió responder ésto: «¿qué vamos a hacer con sumercé? Lo que necesitamos es que funcione la justicia, que los ciudadanos que realizaron esos desmanes paguen en proporción a los daños que causaron, con incitaciones al asesinato y el apoyo a un estado criminal que mata a todos los que no se comportan, poco logramos. No creo que nadie se pueda sentir orgulloso de lo que pasó, yo no sé realmente lo que hubiera hecho en esa situación, tal vez como mucha gente apenas hubiera mirado expectante, pero creo que si hubiese estado allí y hubiera alguien con intención de asesinarlos por lo que estaban haciendo, me hubieran interpuesto. Como diría Voltaire: «Detesto lo que escribes, pero daría mi vida para que puedas seguir escribiendo»

Gracias a la magia de facebook, unos renglones más abajo encuentro un comentario de una amigo, de ideología de izquierda, con sueños de cambiar el mundo escribió: «Transmilenio debe sentirse agradecido de que el inconformismo social no haya provocado más disturbios como ya ha ocurrido. Que tal saliera el pueblo unido y destrozara en serio este sistema de transporte ante el elevado costo de la gasolina y del costo de vida en general? Creo que no tardará en ocurrir, así luego digan en Paracol y RCN que son actos vandálicos…..jajaja».

Como andaba inspirado, también le respondí. «…. una de las razones por las que más me simpatizas es porque me veo reflejado en ti, un yo que poco a poco he dejado de ser: el que pone etiqueta de enemigo a alguien por una condición que no dice mucho de su ser, e …l que celebra los desfogues de violencia por solo hecho de ser «populares». Pero también un yo que sigue siendo: el que nota la violencia en la exclusión y en la estructura económica, el que se indigna con la injusticia. No sé si es porque me estoy volviendo viejo, o porque mis hijos ya son adultos o porque me he cruzado en la vida con personas maravillosas de las que he aprendido mucho o quien sabe porqué; pero el cuento es que cada vez me creo menos el cuento de los levantamientos espontáneos, así como no creo que sólo por efecto dominó se hayan levantado los egipcios, no creo que el ataque al Transmilenio hoy hubiera sido un espontáneo gesto de ciudadanos indignados (como tampoco es un acto de terrorismo), mucho me temo que sea un plan premeditado de quienes le brindan seguridad a los sanandresitos para distraer la atención de la policía, mientras quien sabe: sacaban mercancía, sobornaban funcionarios o alguna cosa… y todos sabemos que la «seguridad» de los sanandresitos» es cosa de los paras. Estoy de acuerdo con que el Transmilenio es caro y que el servicio podría ser mucho mejor, que el negocio tiene muchos lados oscuros, el lucro de unos poco hace que no sea todo lo bueno que podría ser para todos. Yo ni pasé por la fase de «enamoramiento» de la ciudad con el Transmilenio, tal vez por eso tampoco sufrí al decepción y el desprecio que muchos le tiene hoy; pero tampoco comparto la visión mamerta que era mejor el caos anterior. Me gusta Transmilenio, aunque le encuentre muchos defectos que quisiera que mejoraran, creo que es una de las cosas que ha hecho de Bogotá una mejor ciudad para vivir… »

Pero más allá de la coyuntura y el necesario debate ciudadano sobre el tema, me preguntaba en qué medida las herramientas de Internet, en este caso las redes sociales son capaces de sacar los comentarios del ámbito de lo personal al ámbito social. ¿Pero con qué consecuencias?

Cada uno de los hilos de conversación he seguido su curso, algunos han leído mis comentarios, menos han reaccionado, alguno me envía insultos en el comentario de derecha. En fin, me parece que es poco diálogo y mucha afirmación. ¿Cómo se pueden construir consensos y oportunidades de acción en 140 caractares?

El artículo de El Tiempo recoge algunas reacciones, obviamente muy seleccionadas. Del hilo de debate en Twitter.

¿Servirán las redes sociales para que podamos mejorar el entendimiento? ¿tomar acciones conjuntas y coordinadas? ¿Se pueden de verdad construir consensos tan importantes como para movilizar todo un pueblo?

¿Será que los acuerdos y la acción política son mejores cuando parten de las propuestas simples y no de las ideologías? ¿Porqué me parece ahora más interesante el discurso de Cantinflas que el de Uribe o el de Cano?

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