Yo soy Rafael Uribe Noguera y quiero que se pudra en la cárcel, que lo mate una turba enaltecida, quiero venganza. Prefiero llenar mis redes sociales con mi indignación ante los hechos, que aceptar que soy como él: un sano hijo del patriarcado…
Yo soy Rafael Uribe Noguera, podría decir que soy Yuliana Samboni, pero la verdad nunca he preocupado por lo que le pase a los niños, a los pobres, a los indios, a los desplazados, a los marginales y Yuliana era todo eso. En cambio, Rafa es gente de bien.
Yo soy Rafael Uribe Noguera, pero quiero que lo maten o se pudra en la cárcel. Porque en la medida que el siga siendo un monstro, una aberración todos los demás nos vemos buenos. ¿Qué es un insulto o una cachetada al lado de un secuestro? ¿Qué es un piropo callejero al lado de una violación? ¿Cómo comparar restregarse contra la desconocida en el Transmilenio con un asesinato? Él es el malvado, el secuestrador, el violador, el asesino. Mientras esté todos los demás parecemos santicos.
Yo soy Rafael Uribe Noguera, porque se le puede acusar de cualquier cosa, menos de ser marica. Actuó como todo un hombre, tomó la que quiso e hizo con ella lo que quiso. Menos mal sacamos del Ministerio de Educación a esa ministra que quería mariquear a todos los niños, dizque enseñarles a respetar la diversidad, dizque enseñarles a no matonear. Ojalá tengamos un ministro hombre, hombre que permita que nuestras sagradas tradiciones se respeten, que permita que usando la libertad de cultos y la libertad de expresión se puedan formar hombres, como dios manda, hombres de verdad… como Rafa.
Yo soy Rafael Uribe Noguera, pero quiero que se pudra en la cárcel, porque así no tengo que pensar en lo mucho que me cuesta creerme que soy hombre. Mientras esté el asesino, yo no tengo que reflexionar en que no he logrado cumplir con el rol de proveedor y que eso me hace un mal padre, muy mal padre. Mientras tengamos Uribes Nogueras, podremos gastar la energía en las noticias y chismes del caso y no tendremos que mirar cara a cara lo mal que nos va intentando mantener esta masculinidad que nos jode y, claro, podremos seguir siendo un poquito como él, siempre y cuando no se nos “vaya la mano”.
Yo quisiera ser un Rafael Uribe Noguera, o un Uribe, o un Noguera, un buen muchacho. De esos que tienen siempre los más prestigiosos abogados del país a su servicio. De esos que, no importa lo que hagan, casi que tienen garantizada la impunidad…