No, no todo está bien

Recibí por correo una presentación de esas que hablan mucho de dios y de las cosas tan malas que están pasando, es claramente una traducción de alguna cosas que circuló entre gringos.

La presentación original básicamente plantea que el aumento de las libertades individuales y el respeto a la privacidad han hecho crecer el vicio y disminuir la virtud teniendo como consecuencia que dios castigue a la sociedad con cosas como el ataque del 11 de septiembre de 2001 (sic).

Estaba contestándole con un mail a la persona que me lo envió pero decidí que era mejor hacer una entrada en mi blog, así que acá la tienen.

En principio creo que estoy de acuerdo con la idea de una crisis moral generalizada que es el panorama general que muestra la presentación, pero hay que ser mucho más serio con el análisis del proceso. La idea que el aumento en las libertades individuales lleva a la crisis moral me parece fascista, típica de esa nueva derecha gringa que tiene a Bush y sus halcones en el poder masacrando iraquíes, afganos e, indirectamente, palestinos, somalíes, sudaneses y mucha gente más, por supuesto también colombianos. Con el agravante que además por lo menos en los dos primeros conflictos son los más pobres de los gringos (los latinos, los negros, los de las zonas rurales) la carne de cañón con la que las fuerzas armadas de Estados Unidos alimentan a diario esa orgía de muerte.

También es típico de este tipo de posturas apocalípticas decir que el presente es el peor de los tiempos y que lo que ocurre ahora es algo nunca visto. Yo no creo eso. Entre más conoce uno la historia más aberraciones encuentra. Los «vicios» que tanto se descalifican hoy como la homosexualidad, el consumo de drogas, el aborto, siempre han existido más o menos en las mismas proporciones y en muchos casos acompañados de otros (a mi modo de ver esos sí graves) como la mentira, la hipocresía, la doble moral y la exclusión social. Creo que son grandes avances que la sociedad logre reconocer que esas tres son situaciones que ocurren en la vida y que requieren mecanismos éticos que las regulen.

El caso del aborto es muy complicado, yo he acompañado varias veces a mujeres que han abortado, algunas veces habían sido preñadas por mí. La decisión del aborto es dura y dolorosa para la mujer que la toma, pero le permite ganar en libertad y sé que muchas de las mujeres que han abortado una vez, después tienen sus hijos y son tan buenas madres (si no mejores) que las que tuvieron que asumir el castigo de tener un hijo en su primera preñéz. Históricamente ha habido muchas formas de abortar, pero algo peor, en muchas comunidades que no contaban con los mecanismos médicos para hacer el aborto se practicó el infanticidio como método de control poblacional.

En el debate teológico sobre si el ser humano empieza a serlo en el momento en el momento de la fecundación, no me atrevo a meterme, no sé. Pero lo que he visto es que se empieza a ser persona cuando se sale del vientre, para mí valen las personas que han sido paridas, lo que hay antes es un proyecto de persona y como todo proyecto es válido si hay quienes le están apostando, quienes se la están jugando por ese proyecto. Por eso es más válido el embarazo de la mujer muy pobre con varios hijos y sin marido que está esperando y quiere tener su hijo, segura que logrará mantenerlo de alguna manera; que el de la profesional que todo lo tiene pero no desea tener un hijo. Por eso mismo la única persona que puede decidir si va a tener un hijo o no es la propia madre, los demás (incluso quien la preñó) solo pueden dar opiniones y ojalá la apoyen «pa’ las que sea«.

Yo creo que el aborto debe ser plenamente legal con el consentimiento de la madre como única condición, lo que se necesita es enseñarle a la gente, cómo manejar su sexualidad, como asumirla responsablemente y conscientes de las consecuencias que va a tener.

Y es que en el asunto del sexo, la hipocresía vigente nos dice que lo «moralmente correcto» es desconocer la sexualidad. Considerar que el sexo es un asunto solo de reproducción es asumir, que nuestra sexualidad es animal, pero una de las cosas que nos hace humanos es poder optar por el sexo como fuente de placer. Si yo creo que el sexo es fuente de placer no puedo descalificar ninguna práctica. Lo que se haga entre personas plenamente responsables de si mismas, sin poner el riesgo la vida o la integridad de nadie, conscientes de lo que están haciendo y que lo hacen por su voluntad, no creo que tenga ningún problema moral. Yo tendría una larga lista de prácticas sexuales que no me gustan, no creo encontrarlas placenteras, pero eso no quiere decir que sean inmorales o criminales, solo que a mí no me gustan.

El homosexualismo es un amplio conjunto de prácticas que en un amplio porcentaje encajan perfectamente en las características que planteé anteriormente. De hecho en la vida gay es mucho más que sexo, la gente se enamora, se aman construyen proyectos de vida conjuntos ¿cuál es el problema de reconocerle a una pareja los derechos que cualquier pareja en las mismas condiciones solo por el pequeño detalle de lo que cada uno/a tiene entre las piernas? Es absurdo no permitir el matrimonio gay.

Como es absurdo mantener la prohibición sobre el consumo de psicotrópicos. Las sustancias que alteran los estados de conciencia son una parte fundamental de todas las culturas, de hecho la alteración del estado de conciencia es una necesidad que cada individuo y cada sociedad necesita de vez en cuando, es una forma de conectarse con lo sagrado. Hay muchas formas de llegar a esos estados alterados: la oración (si quieres la oración «fuerte»), la meditación, el yoga, el tai chí, la danza, el carnaval, la borrachera, la «traba»… Estarás pensando que soy un descarado al comparar la miserable traba del «desechable» con la sublime oración del místico. Soy descarado, pero soy honesto, es lo mismo es una forma de cambiar el plano de su realidad cotidiana por otro donde las cosas sean mejores.

Las sustancias que cambian el estado de la mente siempre nos han acompañado, muchas de ella se han hecho cotidianas como el café que me acompaña mientras escribo este nota, o el tabaco en su presentación fumable. Otras son más complicadas de manejar y necesitan ambientes especiales como el yagé amazónico (también llamado ayahuasca). Hay muchas taxonomías sobre las sustancias que cambian la mente: por su potencia (duras o blandas), por el tipo de cambios que te producen en la mente (algunas te suben, otras te bajan, unas te ponen paranoico, otras muy freso, etc.) pero la única clasificación absurda es las separa entre legales e ilegales, que prohíbe de la misma manera la coca (planta sagrada del conocimiento) que el bazuco o crack (peligrosa mezcla de un componente de coca con montones de químicos), dejando al mismo en la legalidad cosas como las anfetaminas, el alcohol en todas sus presentaciones y muchas otras cosas.

No nos digamos mentiras muchas drogas están prohibidas por el solo ánimo de aumentar las ganancias de quienes las distribuyen. El mayor daño social de la cocaina es producido por el poder que tienen quienes la producen. Claro, también hay daños personales por mala calidad del producto o por mal uso (sobredosis por ejemplo), pero esos son cosas que tienen que ver con la falta de control público.

Cuando compro un paquete de cigarrillos y leo «el tabaco es nocivo para la salud», siempre en mi mente corrijo «el mercado es nocivo para la salud». Porque la razón de la guerra contra las drogas es económica, no moral, los grandes imperios occidentales no tuvieron problemas en favorecer el consumo de opio en China, los ingleses incluso le hicieron la guerra a los chinos para que los dejaran seguir traficando con opio en se territorio, el dueño del FBI Edgar Hoover no tuvo problema en auspiciar la introducción del crack en barrios de afrodescendientes que estaban muy cercanos a los movimientos de izquierda, étnicos y religiosos.

El problema no es que existan los enteógenos, las sustancias que ponen a dios en el interior, el problema es que hayamos perdido los ritos que le dan sentido. La única diferencia entre el vino de la eucaristía cristiana y el de la borrachera de un adolescente es que en el segundo caso no hay rito que regule el proceso.

Pero hay más, como dije al principio, hay otras técnicas que permiten cambiar el estado de conciencia, tienen que ver con el manejo de la respiración, con actividades físicas y mentales. Pero la verdad yo pienso que no todo el mundo puede con eso solamente, muy bueno que todos aprendiéramos, de todos modos siempre habrá quienes quieran seguir intentándolo con sustancias externas, pero es importante destacar que existen opciones.

Yo en lo personal no tengo problemas con usar plantas como forma de cambio de conciencia, la planta que más me ha ayudado es el tabaco. Le tengo un gran aprecio. También he conocido otras plantas y nunca me he interesado por las sustancias sintéticas, pero de nuevo esos son mis gustos, mis inclinaciones, no son norma. Ni creo que las inclinaciones de nadie puedan ser norma. La prohibición como se demostró en los años 20s y 30s en los Estados Unidos con el alcohol y ahora en todo el mundo con otras sustancias, solo genera más violencia. Los menos interesados en la legalización son los que se benefician de esta guerra absurda, los traficantes que venden cada vez más caro y sin control, y quienes desde el gobierno justifican su trabajo y su existencia en esa guerra que le quita recursos a las urgencias de la vida.

Pongo en claro posiciones que son polémicas en temas de mucho debate ahora porque lo que quiero enfatizar es que para lograr solucionar la crisis moral, política y hasta económica que vive la sociedad hoy lo que se necesita no es recortar las libertades como están haciendo los gobiernos de derecha en Colombia, en Estados Unidos y en muchas otras partes, apoyados por mensajes tan bien intencionados como el que me llegó.

Llevo algunos años intentando ser coherente entre lo que pienso, lo que siento y lo que hago; pero además creo que ese parámetro sería bueno también para las sociedades y mientras se mantenga la doble moral para juzgar las cosas, la vida y las acciones de la gente no lograremos vivir vidas coherentes y libres de contradicción.

Se dice en la presentación que es el origen de todos los males estuvo en dejar de rezar en las escuelas. Nada más absurdo, pero que se muestra porque le conviene a quienes se consideran con comunicación directa con dios.

La educación laica no le conviene a los «dueños» de dios. Ellos necesitan que la experiencia de contacto con la divinidad (que es una forma especial de alterar la conciencia, de las mismas de las que hablé antes) este completamente controlada por sus mecanismos, para que no descubramos que dios está en cada persona, que paraíso (o el infierno) lo construimos nosotros mismos.

Ser de derecha implica construir una espiritualidad regulada por una institucionalidad a la que le damos el poder de ser quien tome las decisiones morales por cada uno de nosotros. Esa es la misma institucionalidad que justifica las guerras santas, bendice las armas y las tropas, es la que hace a los cristianos enemigos de los musulmanes o de los judios.

Es mucho más difícil que sea yo mismo quien asume el contacto con la divinidad, pero sobre todo quien asume la responsabilidad moral de sus actos reconociendo a todos como seres humanos (y a todos es a todos) y tratándolos como yo quiero ser tratado. Eso lo llamo Kant ser educado para la mayoría de edad, ser mayor de edad es tener los criterios para saber que es lo que conviene hacer, reconocer los derechos que se me atribuyen y asumir las responsabilidades que tengo, en especial aquellas derivadas de los actos que hago u omito.

Pero el asunto no se resuelve solo en el nivel del individuo, la sociedad es un sistema complejo que tienen características que van más allá de lo que le pasa a cada uno de los individuos. El poder, la economía, las relaciones entre el capital y el trabajo, son algunas de las muchas cosas que están más allá de las decisiones individuales. Asumirse como mayor de edad implica también asumir la responsabilidad de hacer parte de la construcción de ese todo que va más allá de los individuos, la política y la religión han sido las dos formas más importantes de hacerlo.

Y claro esta no lo han hecho bien….

En resumen, tengo un hijo y una hija, seguramente en la medida crezcan van a tener que enfrentar las realidades de un mundo complejo. Mi interés no es mantenerlos en una burbuja para que no se enteren que existe el sexo, la droga o el aborto, es darles la herramientas para que ellos tengan la libertad de asumir decisiones adultas ante cada situación que se les presente, decisiones que les abran el futuro, que traten a los demás como ellos quieren ser tratados, que les ayuden a que lo que sientan piensen y hagan vaya en la misma dirección.

También trabajo en política y me busco el contacto con la divinidad. Estas cosas las hago con otras muchas personas que quieren un mundo en donde la sociedad no se sacrifique por la individualidad, ni el individuo se aplaste en función de la sociedad

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