Para Andrea
Cuando estabas muy pequeña, tenías una cabeza enorme para tu cuerpo tan pequeño y aun así intentaste caminar. Te caíste muchas veces, aunque era peligroso y hasta doloroso, te levantaste, a veces llorando, a veces adolorida y seguiste intentándolo.
Hoy ni siquiera piensas en lo complicado que es para los cuadrúpedos humanos haberse acostumbrado a andar solo en dos patas. Sólo caminas como si siempre lo hubieras hecho, sin recordar que fue una gran hazaña lograrlo y que tuviste que enfrentar tus peores miedos para lograrlo.
Uno nunca vence el miedo, sólo se hace su amigo, lo usa como consejero. Así el miedo deja de paralizarte y te permite actuar con precaución, para seguir haciendo y seguir viviendo.
Tal vez algunas personas no sabemos expresarte nuestro amor, tal vez aún te cuesta trabajo aceptar que mereces el amor que te dan algunas personas.
Mereces ser amada.
Mereces estar en la vida de otros.
Mereces ser.
No temas pedir un abrazo cuando lo necesitas, no temas dar un abrazo cuando te nace.
No te avergüences de tener sentimientos, de temer, de no tener claro lo que hay que hacer. A todos nos pasa.
No le creas al machito que te grita con voz recia y parece saber cómo paralizarte. No le creas a la diva que sólo cree en su propia belleza. Son roles, como cuando tú pones cada de haber entendido lo que tienes que hacer. Los roles nos sirven para enfrentar el miedo, para actuar ante las situaciones. Tal vez los demás están tan asustados como tú. Tal vez se han creído el cuento que son los roles que les toca jugar.
Tienes todo lo que necesitas para tu vida.
Tienes todo lo que necesitas en este mundo.