Gracias por las lágrimas
La verdad, quería que pasara algo acabara con el sistema. Ahora que pasó, descubro que soy parte del sistema y que no sé que hacer con lo que viene
Escritor, comunicador y educador. Docente universitario. Con 20 años de experiencia realizando procesos de educación y comunicación digital y estratégica con comunidades, ONG y pequeñas empresas. Especializado en temas de medio ambiente, noviolencia y derechos humanos. Experiencia de vida queer. Bloguero, actualmente escribiendo libros.
La verdad, quería que pasara algo acabara con el sistema. Ahora que pasó, descubro que soy parte del sistema y que no sé que hacer con lo que viene
En la última reunión de evaluación y planeación de la Comosoc al final del año pasado, no tenía nada que contar, llevaba meses sin hacer nada por la organización, pero insistieron en que me quedara. Cuando me dieron la palabra tuve una comprensión: «He decidido vivir», comenté. Suspendieron la reunión para celebrarme, abrazarme y aplaudirme.
Una reflexión sobre la maternidad y la paternidad, tener hijos no es mejor que no tenerlo, pero si se tienen valen la pena
Quiero vivir el segundo tiempo de mi vida haciendo las cosas que realmente me gustan. Escribir es una de ellas. He decidido arriesgarme a hacer literatura, estoy trabajando en escribir un libro, tengo planes para otros. También quiero tomar en serio los blogs que hace tiempo comencé, pero no he mantenido. Además, estoy montando una
No sé cuántas horas llevo sin dormir, el vuelo a España tardó toda la noche, hemos llegado a las 10 de la mañana, pero en el horario de mi cuerpo y en el de mi casa, son las tres de la madrugada, la hora en normalmente me voy a dormir, pero tuve que seguir despierto.
Hace unos minutos asaltaron a la chica que iba sentada a mi lado dentro de un bus, le robaron el celular. Yo estaba sentado a su lado y no entendía lo que pasaba, siento mucha rabia de no haberla ayudado, mucho desconcierto por no saber qué hubiese podido hacer y también mucho susto, yo también
Tengo que aceptarlo, me dejó «picado» la nota de mi amiga Carolina Arévalo sobre los «mamertos» del fútbol, pero no porque critique mi repulsión al deporte, sino ante todo, porque me llama mamerto. Su columna, ligera y rica de leer, deja sin embargo un leve saber a discriminación, que estoy seguro la autora no pretendió
Juan Carlos y Javier están en el hospital, en la misma sala de observación del servicio de urgencias del Hospital Universitario Infantil de San José, en Bogotá. Los dos son menores de edad, deben estar en los 17 años, A las 10 de la noche arman un escándalo, se quieren ir dicen. Ellos son unos drogadictos, dicen. Quieren salir directo a la Ele, dicen. La sala se llena de personal médico y de seguridad, deben estar acá la mitad de los guardias del turno, además de su coordinador.
El medio día de hoy, 15 de mayo, día en que entró en vigor el TLC con Estados Unidos, estuvo bastante agitado. Había marchas en el centro de la ciudad, protestas en las universidades públicas y de repente salta la noticia de la explosión de una buseta en la calle 74 con Avenida Caracas. Un sector donde empieza la zona norte de la ciudad. Camino obligado para cuando visito la zona de compra de equipos de computación, por ejemplo. Las redes sociales estaban a reventar con comentarios alrededor del tema. El denominador común era decir que por malo que fuera el TLC para el país nada justificaba que se recurriera al terrorismo como mecanismo para criticarlo, algunos con un poco de cinismo llamaban la atención sobre el hecho que en una tarde protestas no se podía reversar años de negociaciones. Alguien acertó a decir que matar a los pasajeros de un transporte público era atentar contra los más pobres de este país.
En los últimos días, personas que quiero mucho me han acusado de ser ingenuo, reglado, violento, anticomunista, defensor del sistema, de no creer en los mecanismos institucionales, de dispuesto a negociar con el «enemigo» y de otro montón de cosas que ya ni me acuerdo, pero le he estado dando vueltas al tema y mi conclusión es que soy un completo incorrecto en términos políticos. Además que tengo la aburridora costumbre de llevar la contrario, lo que hace que mis amigos conservadores me consideren un comunista extremo y mis amigos de izquierda un godo.