Recibí un correo electrónico que me plantea: «quisiera pedirle orientación con respecto al uso de la fuerza (o la violencia, si así se le quiere llamar) en situaciones de defensa de la propia vida«. Me parece que es un tema interesante , aunque complejo, he acá algunas reflexiones preeliminares para discutir. En principio, creo que no es un asunto de tener recetas morales que se apliquen siempre y en cualquier caso, sino de identificar las variables permiten analizar la situación.
Ese punto en concreto es un tema delicado, no creo que todas las escuelas o tendencias de la noviolencia tengan un consenso sobre él, tampoco tengo a la mano referencias, así que lo que te puedo es dar algunas impresiones, muy personales.
Si voy caminado y siento que algo se me viene encima, instintivamente reaccionaré para protegerme, intentaré huir, poner mis manos, evitar lo me cae. Si lo que se me viene encima es una persona que me está atacando y no un objeto, la reacción primaria será similar.
La idea clave de esto es lo instintivo, lo automático. Es lo que podríamos decir que es la reacción natural, hasta ahí no hay diferencia entre mi reacción y la de mi perro, me reconozco naturaleza en ese sentido y actúo de esa manera. El piloto automático del cuerpo que nos da la naturaleza está hecho para garantizar la superviviencia.
Después de mi reacción instintiva, natural o automática. Lo que recurro es a las construcciones que he ganado con la cultura.
Pongamos un par de ejemplos cinematográficos para ilustrar el tema. Un experto en artes marciales, digamos Li Mun Bai de «El Tigre y el Dragón», podría reaccionar ante ese ataque con un rápido movimiento del cuerpo que evite la posible agresión (y eventualmente lo deje en posición de devolver el ataque), pero igual podría permanecer calmado, pero atento. Otro personaje, por ejemplo un vaquero, podría reaccionar dando varios tiros que pueden destruir lo que se le aproxima o matar a su agresor.
La reacción instintiva podrías ser similar. El entrenamiento ante este tipo de circunstancias (que tiene que ver con el hecho de haberlas vivido o por lo menos simulado muchas veces) puede hacer más corta la respuesta instintiva. Lo que hace una persona entrenada es una reacción controlada, pensada de antemano, una construcción cultural.
Las herramientas culturales disponibles son de muchos tipos, pueden ser tecnologías como un arma (que puede ser un simple palo o un poderoso fusil de guerra), o cualquier otro objeto, pero recuerda que las tecnologías no solo implican el artefacto sino el saber usarlo.
A la reacción instintiva no le caben calificaciones morales, no es buena, ni mala en sí, es automática. Jurídicamente si alguien me ataca y yo me defiendo y en medio del incidente la otra persona pierde la vida no es igual a que yo decida que alguien debe morir, prepare su muerte y la ejecute. Pero el hecho de ser automático no nos libera de la responsabilidad, por salvar mi vida yo reaccioné y esa reacción tiene consecuencias, esas consecuencias son mi responsabilidad jurídica y éticamente.
A las reacciones culturales son construcciones, no son accidentes. Quien carga consigo un arma para defenderse de un potencial agresor, quien se entrena para sobrevivir a cualquier ataque, no parten del mismo punto de quien es atacado sin esperar. La responsabilidad sobre la violencia que pueden ejercer no puede ser igual en alguien con entrenamiento y recursos para la «defensa» en previsión de potenciales ataques. El experto en artes marciales, se supone, es capaz de superar la necesidad de usar la violencia porque sabe lo que su cuerpo es capaz de hacer y tiene su atención en el entorno.
Claro todo esto se debe hacer dentro de un análisis de las circunstancias, una situación no se puede ver como una fotografía, no es el momento sino el proceso el que se tiene que entender.
El análisis de las circunstancias es complejo, no solo incluye las condiciones del entorno del hecho y el proceso en el tiempo, también hay que considerar los paisajes interiores de todas las personas involucradas y las relaciones entre ellas.
En fin, como ya se planteó no es un tema para pontificar y formular teorías generales.
Es más, al buscar disculpas para justificar en que casos puedo usar la violencia, no asumo el problema de fondo de la noviolencia, superar la violencia que está en mí y en el entorno. Superar la violencia, implica asumir que existe, que está alrededor de mí y también dentro de mí.