Una discusión en Facebook, me lleva a volver a repensar por quién y por qué voy a votar. Santos asusta cada vez más, Mockus comienza a decepcionar y Petro sigue firme, igual en las condiciones actuales no es asunto de tener un buen candidato, sino de votar por el «menos peor».
Lo que tenemos que agradecerle a Uribe
Los asesinatos de inocentes (llamados eufemísticamente «falsos positivos»), el sabotaje y persecución a los opositores del gobierno (eufemismo «chuzaDAS»), el favorecimiento de los amigos del gobierno en negocios (AIS, Carimagua, cultivos de palma, zona franca de Tom y Jerry, extradición de paras, yidispolítica, la reciente emergencia social y un largo etc.) son una larga muestra de las razones por las que los colombianos no soportamos más a Uribe, no son daños colaterales o problemas puntuales de funcionarios salidos de cauce, son consecuencias claras de las «exitosas» políticas centrales del actual gobierno, como la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social.
La seguridad democrática no ha hecho sino prolongar la guerra, dar un poder exagerado a los militares, perseguir a todo el que se le oponga y asesinar incluso inocentes, los «falsos positivos», los cuatro millones de desplazados y las «chuzadas» son parte integral de ella, es con esos métodos tramposos que se han conseguido los grandes «logros». Además los recursos invertidos en la guerra se le han quitado a la salud y la educación.
La confianza inversionista está basada en la idea de darle a los grandes capitalistas todas las gabelas necesarias para que hagan buenos negocios en Colombia, así sea jodiendo a la gente, como en la emergencia social en la que ponen a los usuarios del sistema de salud a pagar por todo para no tocarle las grandes ganancias a las EPS que han hecho mucho, pero mucho dinero con la salud de todos. Agro Ingreso Seguro, Carimagiua, los TLC, la palma africana, etc. son ejemplos de esa misma política.
De la cohesión social se puede resumir en la idea «el que no está conmigo está contra mi» y eso justifica las chuzadas, los falsos positivos, las redes de informantes y todo un sistema de control social que no se puede negar que ha sido muy exitoso porque el país está derechizado.
La guerra y la paz
El tema de la paz desapareció de la agenda política, todos los candidatos hablan de seguridad, entendida como control de la sociedad, no como bienestar generalizado. Yo no tengo ninguna esperanza en las FARC, es más creo que en el hipotético caso que ellos tomaran el poder, abandonaría el país y haría oposición a su régimen; pero aun así no puedo dejar de reconocer que tienen un proyecto político, que a mi no me gusta, pero existe. Y tienen una fuerza, arrinconada y con menor capacidad de desafiar el establecimiento pero viva.
Es más podríamos decir que el Uribe hizo las cosas como guía espiritual Turbay las hubiera querido, ha reducido a las FARC a sus justas proporciones, porque si bien no tienen el poder para amenazar el establecimiento, siguen teniendo suficiente control territorial y dinero para seguir justificando la guerra con todas sus extensiones. Las FARC han ganado una visibilidad internacional con Uribe que nunca antes habían tenido, como a los cantantes de rock o las estrellas de Hollywood, lo que les interesa es que hablen de ellos, no importa que sea mal.
Las FARC han puesto al menos a los dos últimos presidentes, Pastrana ganó las elecciones gracias a una foto con Tirofijo, Uribe las ganó con la promesa de vencerlas en seis meses. Ocho años después Antanas Mockus declara que es un honor ser blanco de los «terroristas».
Los fascismos siempre se basan en la idea de un enemigo que acabar, pero que no pueden acabar porque pierden el sentido. Uribe ha logrado sentar su poder sobre la base de ser el enemigo de las FARC, ese matrimonio les ha ayudado mucho a ambos durante estos ocho años, ahora Santos busca ser el reemplazo como enemigo número 1.
Las FARC reducidas a sus justas proporciones deja doble rédito político a las posturas de derecha. Por un lado, cualquier idea de negociar la paz con la insurgencia se considera pasada de moda, con el supuesto que es solo cuestión de tiempo una derrota militar. Pero al mismo tiempo se considera que las ideas de justicia social y económica que alguna vez fueron la justificación de la lucha armada están también vencidas y arrinconadas y por tanto cualquiera que las argumente está no solo pasado de moda sino que es sospecho de estar por fuera la ley. Irónico resultado de la lucha armada y de la combinación de formas de lucha para combatirla, mientras mayor es la inequidad, más difíciles son las condiciones para las grandes mayorías, más se enquista el poder en una pequeña casta que todo lo controla y a quienes denuncian los desmanes e injusticias del sistema se les califica de terroristas, aunque lo hagan desde la noviolencia, la legalidad y las normas institucionales.
Los candidatos
Hay nueve candidatos en disputa por un puesto en la Casa de Nariño. tres de ellos luchan por mostrarse herederon del Ubérrimo, su inquilino de los últimos años; de ellos Santos es el único opcionado. Pero además de compartir su uribismo tienen en común su extracción de clase que los hace creerse delfines del reino.
El tío abuelo de Santos fue presidente de Colombia de 1938 a 1942. El abuelo de Vargas Lleras, Carlos Lleras Restrepo, fue presidente del 66 al 70, cuando yo nací y además participó en el robo de las elecciones del 70. Como si fuera poco el tío abuelo de Vargas Lleras, Alberto Lleras Camargo, también fue presidente entre el 45 y el 46 y de nuevo entre el 58 y el 62. Por parte Noemí Sanín es hija de el escritor Jaime Sanín Echeverry, que siempre fue muy cercano al poder, siendo funcionario del ICBF, el SENA y cónsul en Génova. Los candidatos «oficiales» del uribato son miembros de la clase social que siempre ha gobernado este país y que aunque han tenido todas las oportunidades nunca lo han intentado cambiar para favorecer a las mayorías.
Pero más allá de los pergaminos que los pone entre la pequeña casta de los «dueños del país» los tres representantes del uribismo coinciden, con pequeñas diferencias, en un proyecto de más de lo mismo, todo eso que tenemos que «agradecerle» a Uribe prolongado hacía el futuro. Claro que Noemí Sanín fuera elegida presidenta sería, en si mismo un avance para este país machista, pero esta señora no ha logrado mostrar nada que valga la pena, dejando muy por debajo las capacidades que mujeres como ella han mostrado en la política. Germán Vargas Lleras ha hecho la tarea y ha construido una propuesta muy sólida, bastante consistente, pero eso no le quita ese estilo arrogante y altanero de niño bien que se cree mejor que los demás que le conocí personalmente hace muchos años cuando fui al Congreso a una reunión con él y me trató esa misma arrogancia por atreverme a hacerle una pregunta.
El Partido Liberal tiene como candidato a Rafael Pardo, también otro hijo de ilustres, que anda muy confiado de las tradicionales maquinarias electorales de su partido que durante un siglo han manejado hilos del poder en Colombia.
Hay tres candidatos que los medios nos han prohibido conocer: Jairo Calderón, es un ex-concejal de Bogotá que viene por una propuesta apoyada por la gente que participó en el sistema de pirámides de DMG que si bien pudo tener mucho de ilegal, tuvo una componente claramente político denunciando los abusos de la banca formal. Robinson Devia es un tipo de clase media baja de Santa Marta con una mezcla de oficios un poco rara que fue inscrito como candidato por un millón de firmas, no he logrado entender cuál es su propuesta. Con estos dos candidatos lo que siento es que los medios no consideran siquiera la posibilidad que sean candidatos serios porque no son de la clase social de los políticos (porque hasta Petro y Mockus han estudiado en el exterior, Antanas fue al exclusivo Liceo Francés, al que hoy va la hija de Petro). Más raro aun es que Jaime Araujo Rentería, de rancios apellidos costeños, ex-magistrado de la Corte y ahora candidato de la Alianza Social Afrocolombiana sea también excluido con el argumento que tiene menos del 5% de la intención de voto en las encuestas.
Entre Mockus y Petro
Definitivamente no votaré por ninguno de los tres uribistas: Santos, Vargas, ni Sanín. De los tres invisibles, me gustaría conocer mejor lo que Araujo tiene por decir, pero igual no creo que pueda tener ningún papel importante en las elecciones. Pardo a pesar de algunas intervenciones brillantes en los debates, no me convence y el Partido Liberal no me genera confianza.
Así que me quedan solo Mockus y Petro como opciones. Si vamos a las encuestas votar por Mockus es mejor manera de no perder el voto, pero creo no hay que olvidar que esto no es una polla donde uno procura acertar con el resultado final, sino una elección en la que el único voto que uno tiene debe aportar a buscar lo mejor del país y si es una democracia de verdad no solo es importante quien quede de primero, sino que tanto los demás representan sectores minoritarios pero significativos de la población.
Antanas Mockus es un tipo que me cae bien, está ligado a muchas historias de muchos amigos cercanos, aunque desde que se volvió una persona importante se alejó de ese entorno. Estoy completamente de acuerdo que la legalidad y la honestidad deberían ser valorados y reconozco que como alcalde de Bogotá logró que esos cambios en la cultura ciudadana se aplicaran. Concuerdo con él en el papel central que debería tener la educación en un proyecto de país.
En los debates televisivos Mockus ha hecho un esfuerzo enorme por mostrarse como un candidato de derecha, descalificando toda postura de izquierda, buscando el favor de los uribistas, manteniéndose en el discurso de la seguridad. Su proyecto económico es prácticamente un calco del de Santos y fuera de sus propuestas de legalidad y honestidad, si uno se adentra en la propuesta de gobierno no encuentra ninguna gran innovación. En resumen elegir a Mockus sería como tener un uribista honesto y preocupado por construir legalidad y respeto por la Constitución, lo cual es ya un abismo de diferencia con los demás uribistas que solo ofrecen más de lo mismo. Podría votar por Mockus.
El Partido Verde es el partido al que siempre quise pertenecer, como militante del ambientalismo siempre quise hacer parte de una fuerza política que cuestionara con fuerza el modelo de consumo y desperdicio en el que estamos sumergidos, sin embargo éste es un Partido Verde diferente, podría ser igual fucsia o beige, es simplemente una personería jurídica más que estaba disponible y a la cual tres políticos renegados llegan con la intención de hacer una campaña presidencial, punto. No es nada verde y muy poco partido.
Gustavo Petro es un tipo que no me termina de agradar, definitivamente es muy inteligente, juicioso a la hora hacer las cosas y muy bueno a la hora de argumentar. Pero tiene un estilito pendenciero que no me termina de empatar. Sin embargo, las correcciones de esa lógica mamerta de Petro me gustan menos, de ser el Representante a la Cámara que no dejaban entrar al Club el Nogal por no tener corbata ahora es un encorbatado de tiempo completo, con una formalidad un poco forzada. Sigo sin entender cómo es que apoyó la elección de Ordoñez como Procurador y creo que tiene parte de la responsabilidad por los tropeles internos que tienen casi desbarato al Polo. Sin embargo creo que como congresista ha sido uno de los mejores, claro, contundente, sin pelos en la lengua para acusar, uno de los mejores exponentes del control político.
El programa de Petro es además un programa de avanzada, pero realista. Centrado en atender los problemas del campo que es donde se vive la guerra, no olvida los desplazados, ni las comunidades indígenas y negras. Es un programa que habla de derechos, con la lógica de los derechos humanos de tercera y cuarta generación: los derechos económicos sociales y culturales. Incluso en esa lógica de derechos los derechos ambientales aparecen con propuestas concretas como el derecho al agua potable, que el referendo por el agua venía promoviendo. Una visión de derechos ambientales es mucho más avanzada que una visión de sostenibilidad sin mayores compromisos como la que propone Mockus.
El Polo Democrático Alternativo es el partido por el que he votado en los últimos ocho años, tengo muchas críticas sobre el proceso pero tengo que reconocer que hay un proceso. El Polo ha estado en el poder en Bogotá durante las dos últimas administraciones. La de Lucho fue una buena administración a pesar de unos cuantos lunares, la de Samuel no es tan mala en resultados como la quieren mostrar sus contradictores, pero definitivamente si tiene unos niveles de corrupción y clientelismo que no tienen ninguna presentación.
Mi evaluación es que aunque Antanas no es tan malo y podría votar por él, prefiero votar por un programa más consistente con las ideas que siempre he defendido. Mi voto en primera vuelta es por Gustavo Petro, en la segunda vuelta votaré por Mockus.