A untarse de mierda

La sensación que quedó después de las elecciones del 30 mayo es que este es un país de mierda

(#paisdemierda)

no hay nada que hacer, lo mejor es irse y dejar que se siga hundiendo. Es de anticiparse que en la noche del 20 de junio, la sensación renacerá, aunque no será sorpresa para muchos. Además que para mayor parte de la gente será más importante saber el resultado de los partidos del día en el Mundial de Fútbol que el nombre del presidente que ya todos conocen.

¿Qué esperar el 20 de junio?

Nadie cree que la segunda vuelta de las elecciones en Colombia sea como el partido de Eslovaquia contra Paraguay donde es difícil prever quien ganará, más se parece al encuentro de Brasil contra Costa de Marfil donde se esperará un aplastante triunfo de los cariocas, o el de Italia contra Nueva Zelandia… nada que decir.

Personalmente no veré ningún partido el 20 de junio, ni en todo el mundial porque aborrezco el fútbol, ese domingo votaré en blanco y esperaré los resultados, seguramente no pegado de la página de la Registraduría como hubiera querido estar el 14 de marzo y efectivamente estuve el 30 de mayo, pero si revisando de vez en cuando. Esperando que no sea tan aplastante la derrota, tengo una mínima esperanza en un milagro, pero creo que no hay nada que hacer.

No votaré por Mockus como lo prometí y los repetí hasta el 29 de mayo, sino en blanco por la razones que ya expuse. Voy a votar en blanco en la segunda vuelta porque me siento esa desilusión del Partido Verde, Peñalosa lo resumió en una frase: «una foto de Mockus con Petro sería un desastre», en esa entrevista de Peñalosa entendí lo que me parecía inconcebible, la dirección del Partido Verde no tiene ningún interés en verse cerca de la oposición.

El Polo se negó a darle un apoyo incondicional al Partido Verde, lo que me parece coherente, porque si estuvieran de acuerdo en todo simplemente no hubieran puesto un candidato y hubieran apoyado a Mockus desde el principio. El Partido Verde se negó a recibir el apoyo del Polo porque está muy interesado en seguir atrayendo el voto de la derecha y acercarse al Polo, dicen ellos, les quitaría los votos de los uribistas. Más de fondo el Partido Verde está pensando en ganar la Alcaldía de Bogotá y anticipa que lo hará en una campaña contra el Polo, por eso no quiere correr el riesgo que el Polo le cobre una deuda en unas elecciones de saben perdidas de antemano.

¿Y después del 20 de junio?

Sigo sintiendo escalofríos con solo decir ‘Presidente Santos’, pero creo que no hay nada que hacer, la alternativa ya está acabada, los mensajes del santiuribismo son claros, para ellos el 20 de junio es el día de «rematar», «aplastar» y «terminar» con Mockus y Partido Verde. Aun queda la recóndita esperanza del milagro, pero es como esperar ganarme el baloto que nunca compro.

El 30 de mayo no hubo fraude, hasta la Misión de Observación Electoral, que ha sido tan estricta y tan crítica del gobierno lo ha reconocido. El país votó y reeligió la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social. O, en términos más crudos: Este país de mierda, completamente derechizado, en la «gran encuesta» con una muestra de más del 48% de la población mayoritariamente dijo: están bien los «falsos positivos», están bien las «chuzaDAS», están bien los favores a Tom y Jerry, están bien los mecanismos para distribuir el Agro Ingreso Seguro, está bien Carimagua, está bien que los hijos de Santos se vayan a la finca en helicópteros del ejército y un largo etc.

Este país de mierda dijo que no quería legalidad, que no quería educación que no quería un gobierno de diversidad, que no quería mejorar las relaciones con los vecinos, ni enojar a los gringos revisando su presencia en bases colombianas.

Tal vez los paramilitares presionaron miles de ciudadanos en zonas apartadas, tal vez compraron unos cuantos cientos de miles de votos, seguramente el rumor que Mockus acabaría con Familias en Acción, con el SENA y el ICBF ayudó a Santos. Pero a pesar de eso, la decisión que tomó la gente fue soberana y consciente no es un asunto tan simple como voto de opinión con Mockus y maquinarias con Santos, aunque nos pese muchos votos de opinión se los llevó también Santos.

La democracia presupone la mayoría de edad y así a nosotros nos parezcan pueriles algunas de las razones para votar por Santos fueron esas las que llevaron a casi 7 millones de mayores de edad a tomar esa decisión que por equivocada que me parezca es la que tomamos todos los colombianos con nuestra acción o nuestra omisión.

Más o menos votos verdes o incluso blancos en las elecciones del 20 de junio afectarán muy poco la legitimidad del gobierno de Santos y la gobernabilidad que tenga sobre el país.

¿Entonces seguiremos siendo un país de mierda?

Básicamente sí. Porque para limpiar la mierda hay que untarse y si no estamos dispuestos a untarnos y nos conformamos con los fogonazos preelectorales que generan grandes expectativas, pero no logran muchos resultados.

Desde la Presidencia de la República es más fácil ayudar a extender la mierda que a limpiarla como lo ha demostrado Álvaro Uribe Vélez. Aunque poner un personaje honesto como Mockus en la casa de Nariño podría significar un avance significativo, aun estaríamos lejos de superar el desastre.

Si realmente queremos superar el actual embrujo del fascismo no podemos hacerlo usando su misma lógica. No es un asunto de un gran líder salvador de Colombia que nos diga claramente quienes son los malos y quienes son los buenos. Podemos ver el ejemplo venezolano en el que también un gran caudillo es el centro de toda la vida política y se hace indispensable. Chávez y Uribe tal vez sean diferentes en los resultados de su gestión y los intereses que han apoyado, pero su estilo y el resultado sobre la construcción de la democracia en nuestros dos países es idéntico, ambos han debilitado los mecanismos de la democracia de la misma manera.

Limpiar la mierda es limpiarla en los espacios más untados como el Congreso, del que la última vez que supimos el 35% de sus miembros trabajaba para el proyecto mafioso del paramilitarismo. El reto no es solamente elegir congresistas honestos (y lograr que no nos suene a contradicción). Es el fondo lograr que quienes nos representan en el Congreso nos representen a nosotros y no a los oscuros intereses que los eligieron, a los dueños de la chequera.

Limpiarse de mierda es politizar lo cotidiano. Yo sigo sin entender como es que mis amigos y amigas partidarios de la legalidad de Mockus, planteaban en Facebook que había que comprar el trago para el fin de semana antes del jueves 27 de mayo ¿Acaso la legalidad democrática exime de algún modo de cumplir con la regla de la ley seca? O como durante los debates en Twitter decían que a Mockus si le pagarían impuestos ¿es que a Uribe le evaden los impuestos?

Para empezar a limpiar la mierda hay que comenzar por limpiarla en nuestros propios corazones y mentes. Muchos de mis amigos optaron en estas elecciones por apoyar a Antanas Mockus, muchos otros amigos han descalificado a quienes siguen al Partido Verde por ingenuos, neoliberales o cosas peores, varias de mis críticas a los verdes han sido tomadas en el mismo sentido por mis amigos/as partidarios/as de Antanas. ¿En qué nos diferenciamos de las propuestas del unanimismo triunfante si partimos por escoger solo los puros? y eso vale tanto para los que quieren verdes puros como para los amarillos puros.

Por encima de las diferencias y las cagadas de las dirigencias de ambos partidos somos los ciudadanos y ciudadanas de a pie quienes podemos hacer la diferencia y no somos pocos, casi 4,5 millones de votantes del Partido Verde y el Polo sumados son un grupo muy importante.

Pero el tema no solo es de cantidad. A raíz de las elecciones del 30 de mayo revisé algunos datos electorales anteriores y caí en cuenta por primera vez que, con sus enormes errores, el Polo tiene un proceso que no es nada despreciable en los últimos 8 años, consistentemente han logrado mantener unas propuestas políticas, han logrado dos veces la alcaldía de Bogotá (aunque la última haya sido mala), han logrado tener congresistas, muchos menos esta última vez pero aun tienen una bancada, no un banquito como solía tener la izquierda y como tendrán los verdes en esta legislatura.

Uno de los grandes de los Verdes en las pasadas elecciones fue que pensaron que la efectividad en Internet y el fenómeno mediático reemplazaban el proceso de construcción de movimiento social. Cuando Uribe apareció en 2002, muchos dijeron que un candidato independiente sin maquinarias sin apoyos políticos, aunque después de 8 años sabemos que la mafia del paramilitarismo, dentro y fuera del estado lo apoyó y lo impuso, pareciera que seguimos creyendo el cuento que saliendo de la nada, con un fenómeno mediático que lo pusiera en el centro del escenario sería suficiente para triunfar.

Construir movimiento

Y acá llegamos al tema clave, uno que va más allá de los propósitos de esta nota, la construcción de movimientos sociales, de organizaciones sociales capaces no solo de reivindicar los derechos de grupos poblacionales específicos (indígenas, mujeres, afrodescendientes, LGBT, etc.); de defender los derechos humanos, el medio ambiente, la educación, la salud o la democracia, propuestas religiosas o espirituales y muchas otras causas, sino también de reconocerse entre sí y aportar a una construcción de país en donde quepamos todos.

Movimientos sociales hay muchos, con diversos intereses, a veces contrapuestos, con diversas capacidades, con una compleja estructura de formas institucionales que van desde las ONGs donde se profesionaliza el trabajo por una causa, hasta las organizaciones de voluntarios que son muy efectivas coyunturalmente.

Durante años conceptos como izquierda política, movimientos sociales, organizaciones comunitarias, derechos y similares han sido sistemáticamente atacados por el sistema, no es de extrañar que cada vez más la gente se sienta alejada de ese tipo de propuestas.

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